miércoles, 22 de febrero de 2012

Una hermosa canción: "Celebra la vida"

Con letra incluida. Siembra la vida de lo mejor de ti.

"Lo que importa no es qué esperas tú de la vida, sino lo que la vida espera de ti." (Viktor E. Frankl)


LA PREGUNTA CORRECTA

Sólo el que tiene verdaderas preguntas podrá encontrar verdaderas respuestas... 
Pero, ¿cuáles son las preguntas correctas?


Ahí te dejo este enlace, para que lo pienses...
(...y fíjate en la lágrima)


http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&NR=1&v=ZujEeGNAYsw

Fotograma de "¡Qué bello es vivir!", de F. Capra.

SOY PROFESOR

De Juanlu Valera tomo prestada esta sugerente y traviesa reflexión sobre el trabajo de los profesores.
Tiene su miga, pero en el fondo sólo es una broma.
La educación es -sin duda- la dedicación más apasionante y difícil que existe.


Fragmento de El principito. Película... No es perfecta, pero es lo que hay.

Por favor... Dibújame un cordero.
(No el que tú quieres, sino el que yo necesito)
¡y ya no estarás tan perdido, a mil millas de toda región habitada!

Visita el enlace de la película:

domingo, 19 de febrero de 2012

Lectura comprensiva. Práctica: "leer el silencio"

La palabra y el silencio

El lenguaje humano se funda en la palabra (logos), pero precisamente por ello el silencio puede ser también lenguaje.

El silencio no tiene por qué ser mera ausencia de palabras o de mensaje. Puede y debe ser sobre todo actitud interior de escucha y reflexión, de valoración y asombro. Es éste un silencio lleno de palabras, lo mismo que el color blanco es una síntesis de todos los colores. Hay silencios que dicen mucho.

El silencio elocuente, no el vacío de quien no tiene nada que decir, es acogida y atención. Es también él mismo, elocuencia. En efecto, existe un callar asombrado ante una realidad valiosa, ante un acontecimiento cargado de sentido y de profundidad que nos sobrepasa y desborda.

La meditación de un pensamiento profundo o de un gesto ejemplar, la contemplación de un paisaje o de la persona amada, no puede darse sino en un silencio “lleno”. El silencio es un ámbito donde resuenen las palabras y las realidades cargadas de sentido. Hay también silencios que dicen muchas cosas.


En la película La Strada, de Federico Fellini, Gelsomina es una mujercita cansada de vivir con un hombre violento y brutal, Zampanó. Una noche en que éste está en el calabozo, Gelsomina se pasea por las calles del pueblo sin saber a dónde ir. Se encuentra con “il Matto”, un personaje medio sabio, medio loco, que ha adivinado su desaliento.

- ¿Qué hago en este mundo?, pregunta Gelsomina. No sirvo para nada. Estoy harta de vivir.

- Todas las cosas que existen sirven para algo. Una piedra, por ejemplo... Mira. 

- ¿Cuál? 

- Cualquiera... Esa de ahí... 

- ¿Y para qué sirve?

- ¡Yo qué sé! Si lo supiera, sería Dios... Pero sirve para algo. Porque si esa piedra no sirviese para nada, nada serviría para nada, ni siquiera las estrellas. Así es. Y tú también sirves para algo.

Al día siguiente, cuando Zampanó sale de la comisaría, Gelsomina le está esperando en la puerta.

- ¿Por qué no te has ido...? 

Ella no responde... Sólo contempla una piedrecita.

A.J. - A.R.


LAS COMPETENCIAS BÁSICAS: LO VOY A INTENTAR (II)


LA COMPETENCIA MÁS BÁSICA: 

SABER LEER, SABER COMPRENDER (Iª parte)

Aprender a leer la vida, una competencia básica...
No es lo mismo leer que saber leer. Para saber leer es preciso adquirir el hábito lector y comprender lo que se lee, captar más allá de las palabras verdaderas claves de sentido, entre líneas e incluso en los silencios de quien escribe.
Hay en los textos pasajes, descripciones y relatos llenos de sugerencias y de experiencia vivida y por vivir. Hay también silencios en los que resuenan las palabras y que entrañan realidades cargadas de significado.
La lectura de buenos libros es una de las herramientas más útiles y gozosas para la maduración del pensamiento y para la educación de los afectos. La educación en valores tiene también en las narraciones su mejor vehículo didáctico. Saber leer un texto significa analizar su estructura y descubrir sus inferencias patentes o latentes, sus claves, medir su coherencia y su verdad, apreciar si su belleza y su efectividad amplían el horizonte humano. Aprender a leer -en este sentido profundo- es una forma de aprender a pensar y a vivir.
Diferentes indicadores advierten del descenso en la comprensión lectora de nuestros estudiantes y de las dificultades que acarrea tal carencia, tanto para su aprendizaje posterior como para su propio desarrollo personal. Decía Pedro Salinas que si no se emplea la lectura para ensanchar las potencialidades el espíritu, se cae en una paradoja cierta: la de ser “analfabetos que leen... sin saber”.
Las narraciones nos fascinan porque emplean el lenguaje de la vida y nos hacen revivir lo que leemos. Pero también la vida puede ser entendida como una narración. Y lo es. Y, como toda narración, para estar verdaderamente viva, para ser humana, debe ofrecernos –o más bien debemos otorgarle- un sentido humano elevador.
Los autores pueden ser nuestros mejores amigos, cómplices de confidencias y proyectos. Pueden ser también nuestros educadores. Nada tiene de trivial descubrir en la lectura un modo de abrirse al conocimiento del mundo, también al conocimiento del propio mundo interior. “Leemos para saber que no estamos solos” (C. S. Lewis)

Leemos para saber que no estamos solos (C. S. LEWIS)
La competencia lectora
Seguiremos ahora unas reflexiones de Santiago Arellano acerca de la competencia lectora. Vayamos poco a poco:
La lectura es un proceso comunicativo: -alguien trata de decirnos algo acerca de algo, o de alguien con un propósito determinado-.
Es una actividad cuyo objetivo es comprender el contenido del texto (oral o escrito), esto es, saber de qué habla el autor, qué nos dice de aquello de lo que nos habla y con qué intención o propósito lo dice.
Es una actividad orientada a una meta. Su resultado depende de la interacción entre un texto y un lector.
El lector interviene teniendo en cuenta distintos conocimientos, propósitos y expectativas. La naturaleza del texto facilita o complica la comprensión.
La formación en lectura, en su sentido clásico, depende de la capacidad de descodificar textos, de interpretar significantes léxicos y estructuras gramaticales, y de dar un sentido, al menos superficial, a lo escrito.
Para participar efectivamente en la sociedad actual este tipo de formación no es suficiente.
Hoy hay que ser capaz, además, de leer entre líneas, de reflexionar sobre las intenciones de los escritos, de reconocer los recursos utilizados por los autores para transmitir mensajes e influir a los lectores, y de extraer significados a partir de la estructura y del estilo del texto.
Un concepto moderno de formación en lectura descansa en la capacidad de comprender e interpretar una amplia variedad de tipos de texto, poniéndolos en relación con el contexto en el que aparecen.
La preparación o formación en lectura se define como la comprensión, el empleo y la elaboración reflexiva de textos escritos con el fin de alcanzar las metas  propias,  desarrollar el conocimiento y el potencial personal, y participar en la sociedad.


(CONTINUARÁ)