martes, 17 de enero de 2017

LA FILOSOFÍA COMO HERRAMIENTA DE LIBERTAD

LA FILOSOFÍA COMO HERRAMIENTA DE LIBERTAD

Un amigo me hace saber que el periódico inglés The Guardian acaba de publicar una profunda y necesaria reflexión de Charlotte Blease sobre la utilidad de la Filosofía en tiempos en los que los empleos empiezan a automatizarse y el conocimiento a devaluarse. Tiempos en los que el ser humano necesita redescubrir el pensamiento flexible y bien fundado para evitar la catástrofe.
“Y eso comienza en la escuela”, dice Blease, quien se apoya en la siguiente opinión del presidente de Irlanda, Michael D. Higgins: “El estudio de la Filosofía es una de las más poderosas herramientas que tenemos a nuestra disposición para enseñar a los niños a actuar como sujetos libres y responsables, en un mundo cada vez más complejo, interconectado e incierto”. 
“La Filosofía en las aulas –dice Higgins— ofrece el camino al humanismo y a la construcción de una vibrante cultura democrática”.
Ya en 2013, cuando Irlanda batallaba contra los efectos colaterales de la crisis financiera, Higgins lanzó una iniciativa en todo el país llamando a debatir qué era lo que los irlandeses valoraban como sociedad. El resultado, apunta Blease, fue que, por vez primera, la Filosofía fue introducida en las escuelas primarias.
La robótica ha pasado de la ciencia ficción al dominio de una gran cantidad de ocupaciones y empleos que antaño eran solamente posibles contando con la habilidad humana. Ya en 2013 –señala Blease en su trabajo publicado por The Guardian— un grupo de la Martin School de la Universidad de Oxford estimó que para 2035, más de la mitad de los empleos podrían ser sustituidos por “tecnología inteligente”, es decir, por robots.
Los niños que hoy están en primaria, mañana entrarán –si tienen suerte—a sitios de trabajo muy diferentes a los que conocemos nosotros.
Ciertamente –apunta la autora del ensayo– la Filosofía no es una cura para todos los males actuales o futuros del mundo. “Pero puede crear inmunidad contra juicios descuidados y contra no pocas barbaridades”.
Más adelante se pregunta: “¿Cómo deberían los educadores preparar a los jóvenes para la vida cívica y profesional en la era digital?” 
En resumidas cuentas –escribe Blease—“necesitaremos gente que esté preparada para preguntar, y responder, cuestiones que no son googleables, como, por ejemplo: ¿Cuáles son las ramificaciones éticas de la automatización? ; ¿Cuáles son las consecuencias políticas del desempleo masivo?; ¿Cómo deberíamos distribuir la riqueza en una sociedad digitalizada…?”
“Como sociedad, necesitamos estar mucho más comprometidos con la Filosofía”, dice Blease, quien reconoce que la materia es difícil, pero que ayuda a los niños –y a los adultos—a articular preguntas y encontrar respuestas que no se hallan fácilmente “o por introspección o por Twitter”.
Y añado, por mi cuenta, la antigua reflexión de Séneca: “Si el marinero no sabe dónde está el norte, todos los vientos le son adversos”. Una buena parte de la orientación que nuestro tiempo necesita puede venir sin duda de una lúcida reflexión filosófica. Y nuestros avispados políticos, opinadores, y tecnócratas de pacotilla no lo saben. A.J.